La realidad de los jóvenes venezolanos
Ibagué, la capital musical de Colombia y tierra de bellos ocobos y bambucos ha sido también lugar de destino de muchos jóvenes migrantes venezolanos. Empacan en sus maletas todos sus sueños y anhelos para emprender un viaje extenso y tedioso. Pero esta hermosa ciudad, a pesar de ser considerada por muchos como un “buen vividero”, tiene un sin fin de problemáticas que aquejan a los más jóvenes de la comunidad, y que se agudizan si eres un migrante, muchas veces indocumentado y obligado al rebusque diario.
Un informe entregado el pasado mes de junio por el Departamento Nacional de Estadística, DANE (2021) arrojó que Ibagué es la quinta ciudad con mayor desempleo en Colombia, con una tasa del 19,8% que deja a los ibaguereños en una difícil situación. Estas dificultades eran previas a la llegada de miles de hermanos venezolanos, que con su estadía incrementaron el sin sabor y el imaginario de que en Ibagué “trabajo no hay”. Sin embargo, encontramos datos que arrojan una mejora significativa en cuanto a la empleabilidad juvenil. Del año 2020 a la fecha, Ibagué pasó de tener 42 de cada 100 jóvenes desempleados a 28 de cada 100, sin mencionar el incentivo que propone el gobierno para promover la contratación de jóvenes. Se estima que el próximo informe de la DIAN (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales) será mucho más reconfortante. Estas cifras son igualmente alarmantes pero un poco más alentadoras. Pero, ¿estas mejoras se verán reflejadas también en jóvenes venezolanos?
Según el decreto 216 del 1 de marzo de 2021, publicado por el Ministerio de Relaciones Internacionales, el gobierno colombiano creó un Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos, que tiene como finalidad contribuir al régimen de protección internacional de refugiados y que podría llegar a beneficiar a más de dos millones de venezolanos. Entre los asuntos tratados en dicho decreto, se hace mención de los derechos en materia de trabajo que por ley debe tener todo migrante venezolano y que también acoge a los jóvenes. Espacios dignos y óptimos, oportunidad laboral sin discriminación, remuneración justa y trato digno, son tan solo algunos de ellos.
A lo largo de este reportaje se encontrarán las historias de dos jóvenes migrantes venezolanos: Jholwym Rondón, un chef originario de Anzoátegui, Puerto de la Cruz y que hace seis meses llegó a Colombia con una maleta llena de anhelos, y quién ahora se dedica a la atención al público como mesero; Jesús Gaviria, joven de 24 años que cuenta con gracia cómo llegó con un solo par de zapatos a la ciudad de Ibagué, y que ahora se dedica al trabajo en una barbería.
Por medio de estas dos historias, se podrá dialogar sobre políticas migratorias, los derechos y beneficios que acogen a los migrantes y el porqué aún muchos se mantienen en la ilegalidad e indocumentación. Escuchando voces de expertos quienes con sus testimonios nos esclarecen diversas dudas sobre esta temática. Sin mencionar, la narración detallada del diario vivir de nuestros personajes, que sin aflicción alguna cuentan el esfuerzo diario al que se enfrentan para poder mejorar su realidad y la de sus familias. Para terminar, con la muestra de la esperanza humana reflejada en todos los anhelos y aspiraciones que como jóvenes tienen, todas las metas por cumplir, proyectos por realizar y sueños por materializar.